El estudio de arquitectura Tiago do Vale fue el encargado de renovar el edificio “tres cúspides”.
La construcción, que muestra la evidente influencia de la arquitectura brasilera sobre Portugal en el siglo XIX, tiene un emplazamiento que la hace particularmente soleada, con dos frentes, uno frente a la calle en Occidente y otra, frente al este una que juntas permiten gozar de la luz natural durante todo el día.
Vista general de la torre renovada
El edificio que después de algunas intervenciones improvisadas y otras inadecuadas pasó a un estado crítico y de abandono, requirió un trabajo delicado tanto al exterior como al interior, es así que los encargados del proyecto decidieron recuperar su identidad además de hacerlo funcional y apto para un modo de vida actual.
Los trabajos buscaron mantener y maximizar el nivel de luz natural y lo diáfano de los espacios y aunque los materiales y acabados utilizados en este proyecto fueron intencionalmente limitados, a continuación podremos ver las maravillas que se lograron.
Detalle de la fachada renovada
El color blanco predomina en paredes y cielo raso mientras que los pisos y escaleras fueron trabajados en madera con acabado natural.
En la cocina, baños y paredes de lavandería, se aprecian inclusiones de mármol blanco de Estremoz Portugués, mientras que muebles blancos y negros, funcionales y transparentes terminan por mantener la elegancia y amplitud de cada espacio.
Al interior, espacios blancos con secciones de madera y mueles negros mantienen la elegancia del lugar
La elección de blanco y negro como paleta de colores para los espacios hace que estos luzcan amplios y diáfanos además de elegantes y modernos
La cocina muestra un plan de trabajo en mármol además de una mesa de comedor de diario en color blanco con sillas transparentes
Las escaleras fueron trabajadas en madera natural para aportar un toque de calidez al espacio
La habitación con divisiones de vidrio transparente permite tener una vista fluida del espacio
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