Escondido en un callejón neoyorquino se esconde un museo instalado en lo que antiguamente fue un ascensor. El museo alberga una colección de objetos cotidianos como frascos, papel, tubos de pasta de dientes, entre otros.
Los encargados de poner en marcha el proyecto, son Alex Kalman y los hermanos Benny y Josh Safdie quienes buscan transmitir la belleza de lo absurdo o de lo común.
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